Una de las leyendas más difundidas en toda Latinoamérica y que
hace parte del folclor en varios países, es la del "monje sin cabeza".
Cuentan que posiblemente sea un religioso de la época colonial, y
que se le llega a ver, en las noches de procesión en Semana Santa, penando por
su muerte… que no se sabe si se debió a una injusta condena, un mártir tal vez,
o por el mal proceder del monje, con mujeres o riquezas o herejía. Lo que si se
dice, es que sale al paso de quienes abandonan las procesiones religiosas, y ya
la pavorosa presencia de un hombre vestido con hábito, pero acéfalo, persuade a
los feligreses de continuar en la marcha hasta el final, rodeados preferiblemente
de gente… gente viva.
En otras ocasiones, se cuenta, aparece en sitios religiosos,
clamando ayuda o cuidando los templos, donde puede haber algún tesoro enterrado.
Se sabe de su presencia al escuchar una campanilla, con un sonido sordo, de
ultratumba, que porta en su mano, como anunciándose…
Ya saben si escuchan el ‘tilín-tilín’, oscuro y tenebroso de una
campanilla.
¿Has escuchado esta historia o lo has visto tú mismo(a)? |
En España también se escucha hablar sobre la fantasmal aparición
de un cura decapitado, posiblemente de la época de la inquisición.
Se cuenta que durante la Semana Santa, hombres y mujeres,
pecadores y desinteresados por una vida espiritual, escuchan un canto maravilloso,
que al querer saber su procedencia, terminan frente al portón de un
templo. Al cruzar el portón entran a un gran salón y al frente una capilla
donde se canta melódicamente una misa en latín. Cargados con el remordimiento
de sus pecados se quedan oyendo atentamente el canto, hasta la hora de la
consagración, cuando el cura da el frente y se ve sus manos levantadas,
llenas de sangre, y sin cabeza.
Se dice que las personas salen despavoridas de aquel lugar fantasmal, y que
por varios días perdían el habla, hasta que poco a poco se iban recuperando,
cambiando para siempre su estilo de vida mundano.
Otras historias.
En México se cuenta que en las inmediaciones de la Parroquia de
Santiago Apóstol, en la ciudad de Tonalá (Estado de Jalisco), hacia la media
noche, los trasnochados caminantes pueden distinguir la figura espectral de un
hombre de sotana, pero sin cabeza. Se atribuye a un sacerdote que fue colgado
en la calle Pedro Moreno, en el centro de la ciudad.
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