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sábado, 25 de abril de 2015

Abducción: 1961 (Parte II)

La Real Academia de la Lengua Española define Abducción, como: “Supuesto secuestro de seres humanos, llevado a cabo por criaturas extraterrestres, con objeto de someterlos a experimentos diversos en el interior de sus naves espaciales.” Y aunque muchos casos pueden llegar a ser el reflejo de una mente algo perturbada, carente de afecto y baja autoestima, además de muy imaginativa, nadie puede decir con certeza que tal secuestro o encuentro del cuarto tipo no haya sido posible que ocurriera alguna vez.


Este es el caso del matrimonio Hill, Betty y Barney… el caso más famoso, de nuestra época moderna que trata sobre una abducción.

“¡Nos van a hacer prisioneros!”, gritó el señor Hill, mientras corría aterrado hacía su auto. La señora Hill, mientras su esposo arranca en huida, miraba para percatarse dónde estaba la nave espacial. No la vio, pero comentó que veía una noche oscura y sin estrellas. Barney, histérico, temió que la nave estuviera en una especie de vuelo estacionario sobre su auto, lo que explicaría porque no se veían las estrellas, porque la nave estaba encima de ellos y las cubría. Después comenzaron a escuchar un sonido como un timbre electrónico, que producía un “bip-bip”, y que parecía provenir del baúl del auto.
El matrimonio Hill, con su perrita Delsey, que también viajaba con ellos.
Los Hill se encontraron, unas dos horas después, al sur… a unos 60 kilómetros de donde había tenido esa extraña experiencia, en la ruta que llevaba a casa. Cuando llegaron a Portsmouth, ya estaba amaneciendo; al mirar sus relojes de pulso, estaban detenidos. Barney, que tenía programado llegar a eso de las 3 am, del 20 de septiembre, se sorprendió al ver en el reloj de la cocina de su casa, que marcaba las 5 am pasadas: “Parece que hemos llegado un poco más tarde de lo que habíamos previsto”, diría.
Los Hill se hicieron la promesa, que nada de lo que había sucedido se iba a contar a nadie, ya las cosas eran complicadas como para que ahora los fueran a tildar de locos. Sin embargo los hechos los superaron. Barney notó como sus lustrados zapatos, ahora parecían como si hubiesen sido arrastrados, mostrando una punta desgastada; además en sus pantalones y medias encontró material vegetal que no debía estar ahí. Por el lado de su esposa, ella se sentía incomoda, con una extraña sensación de suciedad que le cubría el cuerpo, por lo que tomó una ducha… Después, y rompiendo su promesa, llamó a Janet, la hermana, quien creía en el fenómeno OVNI. Betty no soportaba el peso de tan extraña experiencia.
La hermana de Betty, cuando escuchó la historia, le planteó la posibilidad de estuvieran contaminados con radioactividad, así que le sugirió tomara una brújula e inspeccionara el exterior del Chevrolet. Betty consiguió la brújula y la pasó por el auto, que al llegar a la parte del baúl, desde donde se escucharon los ruidos de “bip” y que tenía unas marcas circulares perfectas, comenzó la aguja a girar sin control, lo que ocasionó emociones muy fuertes. El secreto ya no lo podían mantener, y Janet sugirió que informaran a las autoridades. Betty, después de convencer a su esposo, se puso en contacto con la Base de la Fuerza Aérea de Pease, en New Hampshire… y el mundo comenzó a conocer esta historia.
Para ese entonces Betty Hill, comenzó a leer todo lo que pudo encontrar sobre ufología. Y en su ejercicio, casi obsesivo, halló un libro: “The Flying Saucer Conspiracy” (1955), escrito por un aviador del cuerpo naval de marines norteamericanos… Donald Keyhoe. En esa época, Keyhoe, dirigía un centro de investigación del fenómeno OVNI, el Comité Nacional de Investigación de Fenómenos Aéreos (NICAP, por sus siglas en inglés), así que Betty le escribe, contando toda su experiencia.
Algunos días después de enviar la carta a Keyhoe, Betty empezó a tener sueños vívidos, y por tanto aterradores, que revivían su experiencia. Soñaba ir por la Ruta Interestatal 3, cuando criaturas uniformadas que descendían de la nave,  la sacaban del auto y la llevaban a su nave, donde la sometían a extrañas y execrables auscultaciones.




¿Pero qué fue lo que realmente sucedió en la madrugada del 20 de septiembre de 1961? Amigos y amigas de ZOMA D, tal vez esta parte no se las contemos nosotros. Dejaremos que sean los mismos protagonistas, quienes revelen lo que al parecer sucedió… en esas dos horas, perdidas en el tiempo, de la vida del matrimonio Barney y Betty Hill... en medio de la Ruta Interestatal 3.


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